Hna. Rosario Alonso
"En aquellos tiempos se hacía eso, hoy ya no se hace, hoy las cosas ya son más humanas"
Ya de niña la Hna. Rosario sintió una gran curiosidad por ser religiosa, sintiendo pasión por el cuidado de los enfermos y los más desamparados. Hizo el noviciado en Gerona y profesó. Tras cinco años sin ver a su familia fue tres días de visita y a la vuelta empezó su aventura en Francia. Llegó a la comunidad de Perpiñán sin saber una palabra del francés, pero gracias a sus ganas de aprender en poco tiempo dominó el idioma y el cuidado de los enfermos. El próximo destino fue Toulouse, donde estuvo durante 12 años, ayudando a algunas enfermeras en un hospital con médicos y más profesional. El siguiente destino fue Prades, estuvo 7 años como responsable de una clínica más pequeña, junto a 7 Hermanas se adaptó con facilidad a su nueva rutina.
Después de la celebración del siguiente Capítulo General se evidenció la necesidad de hacer misión en otros continentes. Un sacerdote se acercó a la congregación y así empezó su colaboración en el dispensario de Camerún. En 1978 la enviaron como responsable a Montpellier, cuando la Hna. Rosario fue requerida para misiones. Recibió formación de misiología en Madrid y así empezó su preparación para iniciar el viaje con algunos miedos pero con más ilusión. Antes de iniciar el viaje tuvo que superar un duro golpe, tuvo que volver debido al fallecimiento de su padre.
La llegada a Ruanda no fue fácil, pero otras congregaciones que ya estaban allí les dieron los medios, herramientas y formación que les facilitó su instalación. Terminaron de construir la casa donde residían y acogían a los visitantes, y empezaron a repartir las tareas de ayuda a los desamparados. Se apoyaron también en los locales para poder comunicarse y seguir su misión en el dispensario.
En el centro médico tuvo experiencias muy fuertes, ayudando a enfermos en estado grave. El Centro de maternidad, educación, taller de costura o agricultura muchas familias mejoraron su situación. Más tarde, volvió a España y enfermó de parásitos, mientras allí se transcurrió la guerra. Al mejorar la situación, volvió a incorporarse a la actividad misionera en África, ayudando a los enfermos y heridos refugiados del conflicto bélico.
Hacia finales de la década de los 90, fue destinada a Camerún, donde la acogida fue inolvidable. Las novicias se forman desde hace más de 25 años allí, trabajando en el dispensario médico y haciendo un gran trabajo apostólico de formación continua.