Hna. María Teresa Edo
"En Roma sentí la verdadera vocación, el verdadero amor.... que el cielo está en la tierra. Eso es lo que quiero transmitir a quien escuche esto."
La Hermana María Teresa explica que le pasó como a San Agustín, que buscaba a Dios fuera cuando en realidad ya estaba dentro de ella.
Hicieron falta unos cuantos años para que se diera cuenta de ello. De jovencita tenía una vida normal, como la de cualquier otra persona de su edad, pero se sentía vacía. Ese sentimiento o sensación la encaminó hacia la vida religiosa.
Aunque en su pueblo no había Religiosas o monjas y su familia no quería hablar del tema, encontró el modo de conocer a dos congregaciones religiosas cuando se trasladó a Castellón para cuidar del niño pequeño de unos conocidos. Decidió que quería ir a Girona y empezar el noviciado con las Religiosas de San José de Gerona. Finalmente, sus padres le dieron permiso para que fuera.
Tras realizar los votos perpetuos estuvo 25 años en Francia, llevando a cabo su misión en hospitales-asilo para personas mayores. Sin embargo, no fue hasta que viajó a Roma para hacer una formación y repasar su vida como Religiosa, cuando realmente descubrió la verdadera vocación, el verdadero amor y lo que era entregarse al Señor. En ese curso sintió algo extraordinario que no se puede explicar. Descubrió que el cielo está en la tierra y eso es lo que quiere transmitir a todas las personas que algún dia vean su entrevista.
A partir de ese momento, su manera de ver las cosas, de comprender a las personas y de apreciar el entorno cambiaron. También su disposición para aceptar los nuevos retos que se le presentaban. Así, le propusieron ir a México a fundar una nueva comunidad y dijo que sí sin dudarlo mucho. A la primera fundación, le siguió una segunda.
Unos años después fue destinada al noviciado que se encuentra en Yaoundé, Camerún, donde explica que se sintió realmente feliz.